Giovanni Benedetto Castiglione

La resurrección de Lázaro

c. 1650

Giovanni Benedetto Castiglione estuvo profundamente influido por los extranjeros. Primero estudió con artistas locales en su Génova natal, absorbiendo no sólo el manierismo toscano y el caravaggismo, sino también el estilo de Peter Paul Rubens, que había trabajado en Génova. A partir de 1621, Castiglione trabajó también en el taller de Anthony Van Dyck en Génova. Desde muy pronto se sintió atraído por la pintura flamenca de animales. Aunque pintó retratos, piezas históricas y paisajes, Castiglione destacó en las escenas rurales con animales e influyó en los especialistas italianos en pintura animal. En 1634, Castiglione estaba en Roma, donde permaneció unos diez años. Tras regresar a Génova durante un tiempo, en 1648 trabajó para la corte mantuana, que también había empleado a Rubens. Allí Castiglione recogió la libertad de tacto que vio en los cuadros de Domenico Fetti. Uno de los primeros italianos en apreciar los grabados de Rembrandt van Rijn, Castiglione probablemente inventó el monotipo. Admirado también por sus fluidos dibujos al óleo sobre papel, Castiglione influyó en artistas de toda Europa y en prácticamente todos los grabadores italianos que le siguieron. A pesar de su carácter desenfadado, sus últimas obras fueron composiciones intensas y extáticas, que recordaban el estilo contemporáneo de Gian Lorenzo Bernini.