Miroslav Tichy

Untitled, MT Inv. 3-5

Unknown, ca. 1970-1990

Tichý es realmente uno de los grandes "hallazgos" de un artista desconocido que trabajó en los bordes exteriores del mundo del arte. Nacido en 1926, asistió a la Academia de Bellas Artes de Praga a finales de los años 40 y realizó pinturas figurativas que, al parecer, tenían un carácter vagamente modernista. Alienado por el régimen comunista imperante, dio la espalda al mundo del arte oficial y se retiró a una vida aislada para vivir tranquila y pobremente en el pequeño pueblo moravo cercano a Brno donde había nacido. Su estilo de vida, generalmente inconformista, le llevó a tener encontronazos con las autoridades; tras la toma del poder por los comunistas, Tichý pasó unos ocho años en campos de prisioneros y cárceles sin otra razón concreta que ser "diferente" y ser considerado subversivo. Tras su liberación a principios de los años 70, Tichý vagó por su pequeña ciudad en harapos, persiguiendo su obsesión de artista con la forma femenina fotografiando en las calles, tiendas y parques con cámaras que fabricaba con latas de conserva y otros trastos que encontraba por la calle -incluso sus lentes estaban cortadas de plexiglás o lentes de gafas infantiles y pulidas con una mezcla de pasta de dientes y ceniza. Cada día volvía a casa para hacer copias con un equipo igual de primitivo, y sólo hacía una copia de los negativos que seleccionaba. Durante mucho tiempo, Tichý fue algo entre una rareza encantadora y un hombre del saco local. A menudo le detenían por merodear por la piscina local y fotografiar a mujeres desprevenidas. El hecho de que todo esto ocurriera bajo un régimen comunista opresivo añadía un cierto aire de rebelión a los procedimientos, tanto si era su intención como si no. Con el tiempo, los lugareños se acostumbraron a su presencia y a menudo agradecían que les hiciera fotos. Tichý, reinventando prácticamente la fotografía desde cero, reconstituye el pictorialismo junto con ella, y no como una distorsión del medio sino como algo parecido a su esencia. Lo que cuenta para él no es sólo la imagen -un momento del proceso fotográfico- sino también la actividad química de los materiales, que nunca es del todo estable ni completa, y la delimitación de los resultados mediante el recorte y el encuadre. Marginal y excepcionalmente voyeurista, en sus métodos Tichý podría describirse como un "fotógrafo de art brut", aunque también está marcado por influencias clásicas. Aunque sus imágenes están producidas con equipos de mala calidad y rodadas con descuido, ofrecen una visión idiosincrásica y casi alucinatoria de una realidad fantástica y erotizada. Con su interminable retorno al mismo tema y el volumen y regularidad de su producción, la obra de Tichý establece muchos paralelismos con ciertas prácticas del arte conceptual del mismo periodo.