Paul Richard Landauer

El viaje II (Pintura abstracta)

2024

Paul Richard Landauer es un artista abstracto austriaco. Sus cuadros son el resultado de gestos pictóricos que crean marcas, toques y trazos gráficos sobre el lienzo. Su práctica artística reflexiona sobre el ritmo y la singularidad de las formas. Nacido en Viena (Austria), Landauer vive y trabaja actualmente en Belgrado (Serbia). Landauer nació en Viena en 1974. Se acercó al estudio de la historia del arte, la psicología y la comunicación para profundizar plenamente en la cultura visual. Su temperamento ecléctico le llevó a explorar distintos campos creativos, desde la pintura a la dirección cinematográfica y la fotografía, trabajando como director creativo y consultor de comunicación de marca. La experiencia interdisciplinar de Landauer le convierte en una especie de polímata renacentista moderno. Landauer utiliza un estilo pictórico muy personal, caracterizado a menudo por la yuxtaposición metódica y ordenada de toques intensos. Sus cuadros se crean mediante actos sencillos, como aplicar repetidamente pinceladas de color sobre el lienzo. Cada toque se cuenta, se mide, se reporta intencionadamente, creando composiciones profundamente armoniosas y musicales. El pintor utiliza con maestría diferentes técnicas. Crea pinturas abstractas con medios tradicionales, como óleo o acrílico sobre lienzo, pero también obras de arte más experimentales que incluyen elementos texturales externos, como tela de yute esencial u hoja de oro preciosa. El resultado es una superficie rica y compleja, a menudo realizada en grandes formatos y con una impresionante orientación vertical. A pesar de su enfoque controlado y su proceso metódico, los cuadros de Landauer están llenos de libertad. La práctica artística de Landauer se inscribe en la tradición del arte informal y el expresionismo abstracto profundizando en sus aspectos más íntimos y puros. La inspiración para sus cuadros procede de su existencia y de su propio cuerpo, actos y movimientos. Landauer mide con sus toques las huellas dactilares de sus manos, se centra en la representación pictórica de sus datos biométricos. Irónicamente, las composiciones que obtiene son sólo aparentemente seriales y modulares: cada toque, como cada existencia, es mutable y diferente. En una época de continua reproducción mecánica, Landauer se inspira en la singularidad y unicidad de cada gesto.