John Reitz

Animada calle Ginebra

1939

Pintor inteligente, lleno de humor y creatividad. Algo "baconiano". Un cambio inmediato, un deseo de jugar. que se encuentra en toda su obra. Estamos ante una artista radiante. Sin embargo, los que no pretenden nada desconfían de cualquier pose, lo que probablemente explique por qué John Reitz ha caído en las grietas del tiempo. Nadie le conoce. Así pues, en Ginebra hay varias, quizás esta observación deba atribuirse a la cultura ambiental; aquí, cualquier exposición llamativa, hasta hace poco, se vivía como algo suicida. No es de extrañar que, en la estela de este realismo engañoso, John Reitz probara suerte con el constructivismo. Menos aún que nos sorprenda lanzándose a ello con un arte consumado, al contrario: el mecanismo de sus complicaciones parece como aplastado por la extraordinaria luminosidad con la que consigue engalanarlas, cortando la hierba bajo el pie a cualquier discurso pragmático. El hombre John Reitz ya no está, ¡pero su obra está tan viva! Profesor tardío de la Escuela de Artes Decorativas de Ginebra, hizo una incursión en el mundo de la moda que demuestra hasta qué punto no se dejaba engañar. Su genial biombo tríptico art déco pone fin definitivamente al constructivismo y su retrato-boceto de la cantante Marie Dubas desata una sonrisa que nos devuelve a la suya, en la primera foto suya mencionada al principio de este texto. Una artista, como bien escriben Tamara y Olivier Veyrat, "con una postura modesta". Pero eso no debe impedir que cada cual se sitúe según su deseo en el movimiento general del arte.