Pendientes de palanca Audemars Piguet

La historia del célebre fabricante familiar Audemars Piguet y sus universalmente aclamados y codiciados relojes de lujo comienza en lo más profundo de las montañas del Jura, al oeste de Suiza.

El Valle de Joux ha sido un paraíso de la relojería desde finales del siglo XVIII , cuando los habitantes de las comunidades agrícolas empezaron a crear relojes durante los meses de invierno.

Jules Louis Audemars (1851-1918) y Edward Auguste Piguet (1853-1919), ambos oriundos de la región, ya estaban profundamente arraigados en el mundo de la relojería cuando unieron sus fuerzas para formar una nueva casa de horología a finales del siglo XIX , una alianza que sería el inicio de una empresa familiar multigeneracional. Con especialidades complementarias en este campo, Audemars y Piguet formaron la pareja perfecta en 1875: Audemars, el más técnico de los dos, supervisaba la producción, mientras que Piguet se especializaba en el control de calidad y dirigía la parte comercial y de marketing de la empresa.

El primer gran hito de Audemars Piguet se produjo en 1892, cuando creó el primer movimiento de repetición de minutos del mundo para un reloj de pulsera. (Se vendió a Omega, cuyos orígenes en se remontan a 1848.) Pronto le siguió en 1899 el reloj de bolsillo Universelle, una obra maestra de la horología que contaba con calendario perpetuo, repetidor de minutos, alarma y cronógrafo con segundero saltante. Todavía se dice que es el reloj más complicado que Audemars Piguet ha diseñado nunca.

Entre 1918 y 1919, los dos fundadores de Audemars Piguet murieron y fueron sustituidos por sus respectivos hijos, ambos llamados Paul. Bajo la dirección de Paul Louis Audemars y Paul Edward Piguet, la empresa relojera siguió innovando. Mantuvo un enfoque técnico en constante evolución y recibió nuevos elogios por sus esfuerzos, produciendo el calibre de reloj de bolsillo más delgado del mundo en 1925, el primer reloj de bolsillo esqueleto en 1934 y el reloj de pulsera más delgado del mundo en 1946.

Cuando la crisis del cuarzo de los años 70 dejó a muchos relojeros en la estacada, Audemars y Piguet encontraron una solución creativa, recurriendo al ginebrino Gérald Genta para concebir el primer reloj de lujo de la historia en acero inoxidable . Presentado en la que se convertiría en la feria de relojería y joyería Baselworld en 1972, el Royal Oak, con su esfera octogonal y su brazalete integrado, llegaría a definir el aspecto de Audemars Piguet y a revolucionar la industria de los relojes de pulsera de lujo, estableciendo un estándar que continúa hoy en día.

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