Pinturas figurativas Gieler

Gieler nació en 1982 en Holanda. A finales de los 90, empezó a experimentar con el graffiti en Ámsterdam. Durante años, Gieler se dedicó a rociar letras en las paredes, pero a medida que crecía, el graffiti evolucionó hacia el arte callejero, donde empezó a experimentar sobre lienzo. Las influencias de la calle se reconocen con fuerza en sus obras, al utilizar una técnica muy interesante y distintiva en la que arranca a mano carteles de la ciudad y los reelabora en sus lienzos. Es capaz de componer imágenes únicas sobre lienzo cautivando al espectador con la voz del pueblo y la suya propia. Mezclando elementos urbanos de forma muy intrincada, crea bellas composiciones que le diferencian de sus homólogos. Desde 2014, ha creado diligentemente este conjunto de obras replicando con su estilo la cautivadora belleza de los iconos del pop. Como artista emergente de los Países Bajos, sus obras de collage están siempre provistas de carteles que recoge de las paredes de la calle; ha desarrollado una técnica de "arte sostenible" que da un carácter vivo y vanguardista a sus cuadros. También utiliza otros materiales viejos, como pinceles estropeados, cuchillos Stanley sin filo u otras herramientas antiguas y a veces rotas. Ya que al trabajar con estas herramientas y materiales el resultado es siempre más sorprendente y emocionante. Gieler es capaz de crear una obra totalmente inusual y poderosa utilizando juegos rebeldes y nostálgicos de iconos del pasado y del presente, como Brigitte Bardot, Kate Moss, Elvis Presley y Marilyn Monroe. Al trabajar sobre lienzos en su mayoría más grandes, la presencia de estas piezas pop constituye una declaración dramática; pero una vez que se mira más de cerca a los detalles, el espectador puede descubrir texturas emocionantes y ricas por las muchas capas de carteles seleccionados a mano. La fascinación evolutiva de Gieler por la voz de Ámsterdam se expande ahora a distintas ciudades, como Londres y Nueva York. An He pretende incluir los entornos del mundo en sus piezas, empleando considerables esfuerzos para unir ambos. Su recorrido por las ciudades en bicicleta le permite empaparse del trasfondo de las calles, lo que luego se traduce en la pasión que pone en la creación de sus composiciones. El resultado es una refrescante visión del arte pop que emociona al espectador con fuertes sugerencias de color, textura y diseño.