Pinturas de paisajes de James Ward

James Ward recibió influencias de muchas personas, pero su carrera se divide convencionalmente en dos periodos: hasta 1803, su mayor influencia fue su cuñado George Morland; a partir de entonces, fue Rubens. A partir de 1810 más o menos, Ward empezó a pintar caballos dentro de paisajes; algo más tarde, pasó a pintar paisajes a muy gran escala, de los cuales Gordale Scar (Tate, Londres), terminado en 1814 o 1815 y que representa Gordale Scar (Yorkshire) como ejemplo de lo sublime, se considera su obra maestra y una obra maestra de la pintura romántica inglesa. Fue uno de los artistas más destacados de la época; su estilo singular y su gran habilidad le situaron por encima de la mayoría de sus contemporáneos, influyendo notablemente en el crecimiento del arte británico. Considerado uno de los grandes pintores de animales de su época, Ward realizó cuadros de historia, retratos, paisajes y género. Comenzó como grabador, formado por William, que más tarde grabó gran parte de su obra. La asociación de William y James Ward produjo lo mejor que el arte inglés podía ofrecer, su gran habilidad técnica y su arte han dado lugar a imágenes que reflejan la gracia y el encanto de la época. Fue admitido como miembro de la Real Academia en 1811. Uno de los cuadros más conocidos de Ward, El ladrón de ciervos fue encargado en 1823 por una suma de 500 guineas por el mecenas de Ward, Theophilus Levett. Cuando la obra estuvo terminada, Levett se declaró encantado con los resultados y, en consecuencia, aumentó la remuneración a 600 guineas. Posteriormente, "un noble" ofreció a Ward 1.000 guineas por el cuadro, que él rechazó. El cuadro cuelga ahora en la Tate de Londres.