Recordando las formas audaces del escultor Constantin Brancusi, el tallo de latón de la lámpara de mesa Cobra, creada por el diseñador italiano Angelo Lelii (1911-79), proyecta una sombra larga y esbelta bajo una esfera magnetizada ajustable, o "casquillo", donde se coloca la bombilla. El curioso portalámparas está metido dentro de una "campana" en forma de cobra que dio nombre a la lámpara. El revolucionario diseño de Lelii de 1962 permitía dirigir la luz según las preferencias, y un interruptor de atenuación controla la intensidad de la luz. Fue una de las primeras lámparas en utilizar baja tensión, gracias al transformador alojado en su base. Como uno de los ejemplos más conocidos de la iluminación italiana de posguerra, encapsulaba la ética del diseño y el énfasis en la innovación asociados durante mucho tiempo a Arredoluce, la empresa de iluminación que Lelii fundó en 1943.

Criado en Monza -donde también empezaría a trabajar con la iluminación a finales de la década de 1930-, Lelii conoció un éxito considerable como diseñador después de que varias de sus lámparas aparecieran en Domus, la revista de diseño cofundada por Giò Ponti. Arredoluce fue una empresa prolífica, y contó con Ponti, Ettore Sottsass Jr. y otras figuras conocidas como diseñadores, con muchas aportaciones del propio Lelii. Famosa por el intercambio fluido entre los trabajadores de la fábrica y los diseñadores, Arredoluce ayudó a definir la industria de la iluminación modernista de Italia, junto con empresas como Arteluce y Oluce.

La sencilla y sobria Cobra de Lelii dejó de fabricarse, al igual que otros diseños de la empresa, después de que Arredoluce cerrara tras la muerte del fabricante. Hoy en día, la lámpara sigue siendo una llamativa encapsulación de los principios de diseño minimalistas y técnicamente avanzados que cultivó allí. La demanda de la obra provocativa y escultórica de Lelii no ha hecho más que aumentar a lo largo de los años.