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La marca Sacchi es conocida como una de las joyerías artísticas de Roma desde mediados del siglo XX, cuando, en 1946, Agostino Sacchi fundó la empresa. Entre los primeros de Roma en utilizar la técnica de fundición a la "cera perdida" para crear esculturas y piezas de joyería tridimensionales, Agostino buscó desde el principio ofrecer creaciones inspiradas en las joyas de la antigua Roma, reelaborándolas en estilo moderno. Pronto, gracias a su originalidad y profesionalidad, pasó a formar parte de la excelencia orfebre de Roma. En los años sesenta, la empresa Sacchi se consolidó como punto de referencia para una clientela cada vez más numerosa: la producción de joyas estrictamente artesanales, símbolo del naciente movimiento "Hecho a mano en Italia", era demandada tanto en Italia como en el extranjero, y también cobraron importancia los encargos del Vaticano. A mediados de los setenta, el hijo de Agostino, Corrado, empezó a colaborar con él, aportando ideas innovadoras al negocio y dando vida a distintas líneas de joyería contemporánea. Tras el fallecimiento de Agostino en 1978, Corrado se convirtió plenamente en su sucesor, continuando con la artesanía tradicional que sigue caracterizando a la empresa hoy en día: innovando, experimentando con nuevas formas, creando joyas que miran al futuro pero que también, en el fondo, se inspiran en un pasado que no puede ser menos que inspirador. Desde hace varios años, los hijos de Corrado, Andrea y Filippo, participan activamente en la empresa familiar, que continúa así en su tercera generación.