Pintura al óleo original de Lawrence Lebduska

Nacido en Baltimore, Maryland, en el seno de una familia bohemia, Lawrence Lebduska aprendió oficios relacionados con el arte a los cinco años, en un viaje de ida y vuelta a Bohemia. Se educó en Leipzig, donde aprendió el oficio de vidriero. A los 18 años regresó a Estados Unidos y su primer trabajo fue con Elsie de Wolfe, para quien hacía decoraciones murales. En 1912, empezó a pintar murales decorativos y a pintar sobre lienzo por placer. Aunque no tenía formación artística formal, sus fantasiosas escenas de animales, retratos y temas pseudohistóricos, tenían colores atrevidos y temas que recordaban a Fauvre o a la pintura experimental francesa. Su obra causó una gran impresión en la década de 1930 y se le atribuye el mérito de haber inspirado a Abby Aldrich Rockefeller para reunir su colección de arte popular. Durante la década de 1940, cayó en el olvido, con el público preocupado por el inicio de la Segunda Guerra Mundial, su carrera "patinó hasta el punto de verse reducido a vivir en trastiendas infestadas de alimañas en Greenwich Village y el Bowery"; enfermo y alcohólico. Cambiaba sus cuadros por cerveza y cigarrillos. De vez en cuando viajaba a la parte alta de la ciudad para ver a los marchantes que solían competir por su trabajo. En la década de 1960, una marchante de Long Island, Eva Lee, quedó fascinada por uno de sus bodegones de flores de vivos colores y emprendió la búsqueda del artista. Lo encontró confinado en una cama en una habitación barata del ático. Consiguió atención médica, lo llevó a su casa en Douglastown, Long Island, lo cuidó y lo ayudó a recuperarse del alcoholismo. Como resultado, recuperó la salud y empezó a pintar de nuevo, produciendo docenas de lienzos. El resultado fue su primera exposición individual en veinte años en la Galería Krasner. Lebduska murió en 1966 a los 70 años, dejando tras de sí una gran colección de su obra.