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El diseñador de muebles de origen portugués Joaquim Tenreiro fue un pionero del modernismo en Brasil, donde su trabajo allanó el camino para los éxitos de grandes del diseño de mediados del siglo XX como Sergio Rodrigues, Jorge Zalszupin, y Lina Bo Bardi, arquitecta italo-brasileña cuyos edificios futuristas de São Paulo son sólo una parte de su legado.

Las mesas vintage de Tenreiro, las sillas y los armarios son conocidos por su sencillez de líneas y una elegancia que se ve realzada por el uso de maderas nobles sudamericanas ricamente veteadas como jacaranda y imbuia. 

El padre y el abuelo de Tenreiro eran maestros carpinteros, con los que se formó en el oficio. Tenía inclinaciones artísticas y a finales de la década de 1920 se matriculó como estudiante universitario en la Escuela de Artes y Oficios de Río de Janeiro, donde se unió a un grupo de modernistas advenedizos que protestaban contra el plan de estudios anquilosado y retrógrado de la escuela. En aquella época, Brasil estaba culturalmente sumido en una mentalidad decimonónica que se reflejaba en una preferencia de la clase alta por la pintura académica y la reproducción de muebles de estilos europeos antiguos. Pero el espíritu progresista que Tenreiro y sus colegas fomentaron fue ganando fuerza poco a poco.

Con los términos "ligereza" y "funcionalidad" como lemas, Tenreiro abrió un negocio de diseño de muebles en 1943, donde uno de sus primeros clientes fue el legendario arquitecto Oscar Niemeyer. La llegada del primer gobierno democráticamente elegido de Brasil, en 1945, otorgó al modernismo una sanción oficial, que culminó en la construcción de la nueva capital, Brasilia. Tenreiro acabó apartándose del diseño a finales de la década de 1960 para dedicarse a la escultura y la pintura. 

Para apreciar lo revolucionario que parecía el trabajo de Tenreiro, hay que imaginarse los muebles pesados, ornamentalmente tallados y profundamente barnizados que eran el estándar del diseño de interiores brasileño de gama alta en la década de 1930. Las sillas y sofás de Tenreiro emplearon armazones esbeltos y suavemente angulosos que sólo se tiñeron ligeramente para resaltar las vetas de las maderas locales. Prefería sillas y chaises con asientos y respaldos de caña que "respirasen" en el clima tropical, y como carpintero y ebanista quería mostrar la belleza de la madera brasileña.

Dos versiones de una silla auxiliar de tres patas presentada en 1947 sirven de auténtico manifiesto para una nueva era en el diseño brasileño: Utilizando la técnica de laminación por apilamiento, Tenreiro unió un asiento de contornos suaves hecho de capas alternas de maderas autóctonas de distintos colores para producir un magnífico efecto de rayas. Estas sillas, como todas las obras de Tenreiro, demuestran el poder duradero de un diseño sencillo y una construcción excelente, con una cucharadita de estilo.

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